
Quise decirle muchas cosas. Algunas no eran nada agradables, mientras que otras resultaban más empalagosas y románticas de lo que el propio Edward habría soñado. Decidí no ponerme en evidncia a mí misma y me limité a susurrar:
- Sí
- Gracias - respondió
Después tomó mi mano y me besó las yemas de los dedos antes de besar también el anillo, que ahora me pertenecía.
Eclipse
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